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Doctora Europa en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, completó su formación en la Université Paris Ouest Nanterre La Défense (Francia).
Profesora de Filosofía Moderna y Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo del Instituto de Investigación Feministas de la UCM.
Colaboradora en la Revista La Marea y en Cadena SER ( espacio Hoy por Hoy).
Sus ultimas publicaciones : Presencias irReales. Simulacros, espectros y construcción de realidades, editorial Plaza y Valdés y Fuera de sí mismas: Motivos para dislocarse, editorial Herder (Editada en colaboración con Luciana Cadahia).
“Desde mi punto de vista, no se trata se conseguir una mayor igualdad reivindicando un espacio en una especie de habitación propia al modo de Virginia Woolf. De lo que se trata es de construir un nuevo espacio, una nueva casa, en la que mujeres y hombres sean, de facto, iguales, sin desventajas iniciales. En este sentido, el feminismo ha configurado no solo un nuevo modo de hacer filosofía, sino que la ha transformado cuestionando sus propias bases y los lugares, en apariencia neutrales, desde donde ha sido contada. Ha habido filósofas y estas han sido invisibilizadas por un discurso dominante. Hoy miramos a Grecia o a la Europa romántica y pensamos que aquellas filósofas eran figuras menores, pero eso es una invención más: Diotima o Aspasia, mencionas explícitamente por Platón en el Banquete o en el Menéxeno, o mi querida Madame de Staël, que encaró a Napoleón y la consideró un peligro público, dan cuenta de que siempre hubo filósofas que eran escuchadas… y temidas. Quizá si el feminismo no se impone y sí lo hace la desigualdad (es llamativo los movimientos de defensa reaccionaria del patriarcado), dentro de doscientos años se diga que en el siglo XXI hubo un par de filósofas, pero que eran figuras menores… Y lo curioso es que, si uno mira alrededor, las propuestas más interesantes vienen precisamente de filósofas que reivindican un feminismo que no busca que las mujeres se hagan un lugar, sino que busca un nuevo lugar más equitativo y justo para todos y todas, más allá de aquella habitación propia. El feminismo nos ha permitido en este sentido ver de otra forma la filosofía y nos ha invitado a repensarla y hacerla nuestra, muy lejos de los modos de las lógicas hegemónicas (y masculinas) y, al mismo tiempo, la filosofía ha dotado al feminismo de herramientas críticas para propiciar ese cambio”. Filosofía&Co. 9 marzo del 2019
Enlace de la entrevista https://www.filco.es/ana-carrasco-formas-crueles-mal-sobre-la-mujer/